De entre todas las disfunciones sexuales la aversión al sexo en la mujer y el trastorno de la excitabilidad son las menos estudiadas. En ambas hay una frecuencia sexual escasa y genera grandes conflictos tanto a nivel individual como en el de pareja, de forma que en muchas ocasiones, las mujeres que sufren este tipo de trastornos optan por una vida célibe.
¿Cómo es la aversión al sexo en la mujer?
El trastorno por aversión al sexo en la mujer es definido como “aversión extrema persistente o recidivante hacia, y con evitación de, todos (o prácticamente todos) los contactos sexuales genitales con una pareja sexual”.
En la aversión sexual puede existir el deseo, que generalmente está, pero el rechazo hacia la conducta sexual conduce a un estado de evitación y angustia, rehuyendo todo posible el contacto erótico. Es decir, existen las ganas y deseo de mantener relaciones sexuales, pero la angustia que genera imaginar tener dicho encuentro, hace que el deseo desaparezca y dé paso a la evitación.
La evitación de la sexualidad contribuye a que la propia mujer interprete que no tiene deseo, de tal forma que, suele solicitar ayuda a profesionales de la sexología autodiagnosticada de deseo hipoactivo o confundiéndolo con una anorgasmia.
Tipos de aversiones al sexo:
- Las aversiones parciales son poco frecuentes, consisten en el rechazo a una conducta sexual concreta y se corresponden con situaciones fóbicas como puede ser rechazo al olor genital, rechazar el desnudo, no soportar los fluidos, etc.
- Las aversiones generalizadas de toda la vida obedecen a cuestiones educativas y traumáticas en la relación al sexo, mientras la versión secundaria se debe, casi exclusivamente, a traumas sexuales como la violación.
- Hay una forma de presentación de la aversión primaria (de toda la vida) que se podría denominar aversión encubierta, porque en absoluto son conscientes del conflicto, nunca entran en contacto sexual con nadie y lo atribuyen a no haber encontrado a la persona adecuada. Estas mujeres dudan a veces de su orientación sexual, pues aunque tengan buenas relaciones con hombres y lleguen a sentirse atraídas por alguno, existe un freno que las hace huir en los momentos donde se propicia el erotismo, motivo por el cual, no consolidan una relación de pareja estable.
¿Cómo se genera la aversión al sexo?
La aversión sexual forma parte de un continuo donde el deseo estaría en un estado intermedio y la aversión se encontraría en la parte final. Si se comienza por una aversión pura donde la mujer tiene el deseo pero un fuerte rechazo a llevar a cabo conductas sexuales, más temprano que tarde la presión de la pareja facilita que la mujer pierda el deseo, lo cual además termina produciendo un trastorno de la excitabilidad.
Cuando se asocia el deseo sexual hipoactivo a la aversión sexual, la ansiedad se convierte en algo estable, donde un 25% de las mujeres que padece aversión la sexo, presenta también en el trastorno de ansiedad generalizada.
Posibles causas de aversión al sexo:
El trastorno de aversión al sexo es mucho más común de lo que se cree y el perfil de mujeres que lo padecen suelen ser en su mayoría entre los 25 y 30 años.
La educación recibida durante la infancia y la adolescencia, tienen un papel importantísimo en la predisposición de este trastorno. Algunos modelos educativos en los que existe un exceso de tabú respecto al sexo o que se considera como algo negativo o, incluso, sucio, pueden generar una relación insana y disfuncional con la propia sexualidad.
Es por ello que entre las mujeres con aversión sexual es común encontrar creencias religiosas profundas, cambios bruscos de imagen (como la mastectomía), enfermedades graves de la pareja, haber sufrido agresiones sexuales, haber sorprendido a los padres en un contacto sexual o ser sorprendido en cualquier conducta sexual, trastornos alimentarios, etc.
En algunos casos, la aversión está condicionada por el miedo, especialmente cuando existen antecedentes de castigo como haber sido sorprendida masturbándose en la infancia o adolescencia, pero en la mayoría de los casos se trata de una importante sensación de asco parcial o generalizado ante la idea del encuentro sexual.
También, puede ser consecuencia del trastorno por estrés postraumático, como se mencionaba anteriormente, tras haber sufrido abusos sexuales o una violación, que van acompañados de hipervigilancia, flashbacks y ataques de pánico provocados por estímulos sexuales.
Diferencia entre aversión al sexo y el trastorno de excitabilidad
La aversión al sexo y el trastorno de excitabilidad son cuadrados claramente diferenciados, pero tienen en común la disminución de la frecuencia sexual y a veces suelen confundirse, junto con la anorgasmia, el vaginismo y la dispareunia como si del cajón de los desastres se tratase.
A diferencia de otras disfunciones no existen componentes orgánicos que provoquen la aversión al sexo en la mujer. En este caso servirán como factores predisponentes y precipitantes todos los eventos que puedan originar un trauma.
Conclusión
La educación sexual es siempre la mejor solución para este tipo de trastornos. Como sociedad, tenemos la tarea pendiente de incorporar la sexualidad desde un papel sano para poder realizar una prevención en este tipo de patologías.
Desde la terapia psicológica se comienza con la psicoeducación sexual para continuar en el trabajo de las creencias erróneas que existan respecto al sexo y la sexualidad. Se fomenta así una relación sana entre el cuerpo de la mujer y su sexualidad. Asimismo, el fortalecimiento de la autoestima será clave en este proceso de recuperación.