Acoso escolar: cómo detectarlo y qué hacer

acoso escolar

Cualquier niño, niña o adolescente puede ser víctima del acoso escolar o bullying y podríamos decir que no existe un perfil determinado de una víctima, ni tampoco de un acosador.

En España se estima que 1 de cada 5 adolescentes sufre acoso escolar, siendo entre los 12 y 13 años las edades en las que ocurre con mayor prevalencia.

La víctima generalmente sufre en silencio y en soledad. No habla del problema por miedo a la venganza o a la vergüenza por no saber a dónde o a quién acudir.

¿Qué es el acoso escolar?

El acoso escolar o la intimidación (bullying) se caracterizan por ser un comportamiento agresivo, repetitivo, metódico y sistemático, que generalmente se produce durante un periodo de tiempo prolongado.

El objetivo del acoso es intimidar, aislar, amenazar, insultar, amedrentar, someter emocional intelectualmente a la víctima, es decir, controlarla a través de los pensamientos y/o la acción y satisfacer así su necesidad de controlar, dominar, agredir y destruir a los demás.

¿Dónde suceden las agresiones?

Normalmente, las agresiones se dan en los lugares donde no hay adultos. Como puede ser el recreo, el comedor, los pasillos o los baños. Asimismo, suelen actuar sobre los niños o niñas concretos, nunca a un grupo.

Sin embargo, el agresor sí puede actuar en solitario o en grupo. Nadie debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede llegar a sentir.

Tipos de acoso escolar

Las agresiones que un acosador utiliza para intimidar a su víctima o acosado/a podemos clasificarlas en cuatro tipos que se producen simultáneamente, no por separado:

  1. Agresiones físicas:

El objetivo es atemorizar, acobardar, abatir al niño/a acosado mediante amenazas hacia su la integridad física. Los tipos de conductas que incluiríamos en este tipo de agresión serían:

  • Bofetadas
  • Golpes
  • Patadas
  • Pellizcos
  • Empujones
  • Extorsión
  1. Agresiones verbales:

El objetivo es infravalorar, atacar la autoestima del niño/a acosado. Es el más habitual, ya que no necesita demasiada preparación ni apoyo por parte de los demás. Los tipos de conductas que incluiríamos serían:

  • Insultos y motes
  • Burla
  • Menosprecios en público
  • Resaltar defectos físicos
  • Difusión de rumores
  • Comentarios racistas u otros
  • Agresiones psicológicas
  1. Agresiones psicológicas:

El objetivo es mermar, resquebrajar, apocar emocionalmente y psicológicamente al niño/a atacando su autoestima mediante el desprecio, trato indigno y la falta de respeto; aumentando así su temor, miedo y terror hacia el agresor, un grupo o el entorno donde se desarrollan estas agresiones. Los tipos de conductas que serían:

  • Intimidación
  • Ridiculización, burla
  • Amenaza
  • Hostigamiento
  • Acoso a la salida del centro
  1. Exclusión social

Su objetivo es bloquear socialmente al acosado o la víctima. Todas las conductas que ejerce el acosador buscan el aislamiento social y la marginación de su víctima. Los tipos de conductas que encontramos son:

  • Exclusión de un grupo-exclusión social
  • Ruptura de la comunicación e interrelación con su red social
  • Distorsión de la imagen del niño o niña, presentando una imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente de él o ella frente al resto del grupo como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, etc.
  • Manipulación social, pretendiendo que la víctima realice acciones contra su voluntad
  • Coacción
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¿Cómo afecta el acoso escolar?

Los niños y niñas que sufren bullying con frecuencia no saben cómo responder a un comportamiento agresivo. Luchan contra las humillaciones y piensan que la escuela es un lugar inseguro y angustiante.

El acoso les puede afectar en su trabajo escolar, su asistencia a la escuela, física, emocional y mentalmente, siendo más vulnerables a padecer problemas como depresión y trastornos del ánimo a medida que crecen y, en algunas ocasiones, conducir a represalias.

Al igual que otras formas de maltrato psicológico, deja secuelas por estrés postraumático. Pueden desarrollar modificaciones en su comportamiento diario y rutinario como insomnio, pérdida de apetito, ataques de ira, etc.

Es común que el niño víctima viva aterrorizado con la idea de asistir al colegio o instituto y, por ello, intenta aparentar estar enfermo o pueden aparecer síntomas psicosomáticos como vómitos, dolores abdominales o de cabeza sin causa aparente y mostrarse muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana.

También se desarrollan modificaciones como la pérdida y destrucción de su autoestima, llegando a estados depresivos o de permanente ansiedad social al generarse situaciones de inadaptación, así como una disminución del rendimiento académico.

Señales de alerta en el acoso escolar

Es muy importante que padres y madres estén muy atentos a cualquier cambio de actitud, comportamiento o conducta con respeto a la rutina diaria de su hijo o hija. Algunos de los indicadores pueden ser:

  • Presencia de lesiones físicas
  • Pérdida o rotura de pertenencias
  • Insomnio
  • Llanto inmotivado y frecuente
  • Cambios de humor muy acusados
  • Tristeza o síntomas de depresión
  • Pasar mucho tiempo sólo y no salir con amigos
  • El aumento de la pasividad o la retirada
  • Cambio repentino en la forma en que el niño habla llamándose a sí mismo un perdedor o llamando idiota a un ex amigo
  • Descenso en su rendimiento escolar
  • Miedo a ir al centro, o poner excusas para faltar de forma recurrente
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Tratamiento psicológico para el acoso escolar

Por todo ello, es fundamental conocer a los amigos y el entorno de nuestros hijos e hijas para evitar que se integren en pandillas identificadas con la violencia.

Las familias son responsables de acercar a los adolescentes hacia los modelos sociales positivos y solidarios introduciéndolos en contextos de ocio y de grupos de pertenencia constructivos donde se crean ambientes que prioricen los valores democráticos, de tolerancia a la diferencia y la equidad.

Pero cuando el acoso ya se ha manifestado es recomendable consultar con un profesional de la psicología para que puedan evaluar la situación, puedan ofrecer pautas de actuación a los padres, así como poder tratar los efectos negativos del acoso. El trabajo principal del psicólogo desde la terapia con adolescentes es:

  • Fortalecimiento de la autoestima y autoconfianza
  • Técnicas de relajación y respiración para el control de la ansiedad
  • Herramientas para trabajar las habilidades sociales y de comunicación
  • Herramientas para la resolución de problemas
  • Gestión emocional y del trauma
  • Psicoeducación para padres

Diana Synelnyk

Psicóloga General Sanitaria

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