Me avergüenzo con facilidad… ¿es normal?

me avergüenzo

Como mucha gente sabe, las emociones son reacciones psicofisiológicas que experimentamos ante ciertos estímulos y que más adelante clasificamos en positivas o negativas. Dicha clasificación, viene dada por la interpretación subjetiva que de ellas hacemos las personas, es decir, por cómo sentimos nuestro Yo respecto al Mundo. Y es que las emociones, aparecen a partir de las creencias básicas que hemos ido generando a lo largo de nuestra formación de personalidad. Por lo tanto, cada una de ellas bien sea agradable o desagradable, dirá algo sobre nuestra propia identidad y sobre el exterior que nos rodea.

En concreto, la emoción sobre la que vamos a indagar hoy es la vergüenza o también conocida como el sentimiento de timidez o bochorno. Y, antes de entrar de lleno en ella, creo pertinente destacar que casi todas las emociones tienen funcionalidad. Es más, podríamos entender las emociones como las funciones ejecutivas, ya que las personas ejecutamos nuestras acciones desde ellas. Dicho esto, adentrémonos en la vergüenza:

¿Qué es la vergüenza?

Primero, a modo descriptivo, decir que se trata de un sentimiento que se ubica fundamentalmente en el espacio inter-subjetivo de las relaciones interpersonales, especialmente en situaciones bis a bis. El sujeto experimenta una sensación de carencia de autoestima y de desmerecimiento, lo cual, le produce una gran incomodidad.

¿Cuál es su estructura causal?

El por qué nos afectamos con ella es por la valoración de desmerecimiento del propio ser en relación a conductas o actitudes de otras personas. Generalmente, suele ser una auto-minusvaloración crónica de la persona sobre sí misma por la que considera que ella no es importante en absoluto o que los demás son más importantes que ella. Esto hace que, si por ejemplo otras personas le prestan atención, síntoma de que le dan importancia, ella sentirá que no merece la atención ajena puesta sobre ella y se elicitará el sentimiento de vergüenza.

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¿Es funcional la vergüenza?

Antes mencionaba que casi todas las emociones son funcionales, pero para la vergüenza es difícil encontrar un papel funcional. Quizás solamente podríamos decir que tiene una función supervivencial para la persona en contextos donde su capacidad de defensa es escasa debido a la carencia de autoestima que padece.

¿A qué esta sujeta esta emoción?

El sentimiento de vergüenza se subordina a la existencia de un Yo debilitado cuya debilidad viene dada básicamente por las disposiciones valorativas hacia el propio ser que realiza, es decir, la creencia que la persona da por verdadera de: “No soy importante”. El por qué llega una persona a generar dicha creencia daría para un extenso debate, pero generalmente suele ser por haber crecido en un entorno formativo donde se le ha dado escasa atención y valor al niño/a.

Conclusión

Desarrollada la emoción, dirijámonos a la pregunta, ¿es normal que me suela afectar con ella? Primeramente habría que decir que, como casi todas las emociones, dicho sentimiento lo habremos experimentado todo el mundo. Pero que lo hayamos sentido en alguna ocasión es diferente a que sea una emoción predominante. Si suele ser una emoción presente en mí, sería importante que trabajásemos nuestra autoestima en terapia ya que viene desde pilares debilitados como son la autovaloración y el autoconcepto de la propia persona. Es por tanto que en el intento de evitación del sentimiento de vergüenza, se escondan problemas como miedo al rechazo, ansiedades sociales, obsesiones respecto a conductas pasadas, presentes o futuras en las relaciones interpersonales, etc.

Javier Arza Magra

Psicólogo experto en Terapia Cognitivo-Conductual

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