En la era de las aplicaciones de citas, es probable que hayas experimentado o conocido a alguien que ha sido víctima de la desaparición abrupta. Has conocido a alguien, ha habido una conexión prometedora y, de repente, sin aviso ni explicación, toda la comunicación cesa. Este fenómeno tiene un nombre: Ghosting, y se define como el cese repentino y sin justificación de la interacción con una persona con la que se estaba estableciendo un vínculo, sea romántico, de amistad o incluso laboral.
Aunque el acto de desaparecer no es una novedad, la facilidad que ofrecen las aplicaciones de citas (dating apps) y la comunicación electrónica ha convertido el ghosting en una práctica cada vez más común. La tecnología permite que el individuo que lo ejerce evite la confrontación, la toma de responsabilidad y, sobre todo, el trabajo emocional que implica una ruptura comunicada. Se percibe como la ruta más cómoda, a menudo vinculada a la «fatiga de decisiones» que puede surgir al manejar un amplio abanico de opciones en el contexto digital. Esta facilidad para evadir el conflicto fomenta un comportamiento interpersonal inmaduro, donde se omite el desarrollo de habilidades emocionales esenciales como la empatía y la gestión respetuosa de límites.
La herida de la incertidumbre y la autoestima
El impacto psicológico de ser ghosteado es particularmente severo debido a la total ausencia de cierre o explicación. A diferencia de una separación comunicada, la persona afectada queda sumida en un estado de incertidumbre, sin saber si la relación terminó, qué sucedió, o incluso si la otra persona se encuentra bien. Esta ambigüedad impide el proceso natural de duelo, fomentando la rumiación constante ¿Qué hice mal?, ¿Volverá?, lo que provoca altos niveles de ansiedad y estrés.
La ausencia de razones externas fuerza a la mente a buscar la causa internamente, llevando a la autoculpa y a la internalización del rechazo. Es común que se activen patrones de pensamiento destructivos como «No soy suficiente» o «Siempre terminarán abandonándome». Esta agresión a la autoestima refuerza narrativas internas negativas preexistentes y hace que la persona se sienta inútil o desechable en un contexto relacional que percibe como transaccional. A largo plazo, ser víctima de ghosting puede generar miedo al rechazo y grandes dificultades para confiar en vínculos futuros, llevando a la persona a evitar establecer relaciones profundas como mecanismo de autoprotección.
El eco del apego: ¿Por qué ocurre la evasión?
Para entender el ghosting es útil vincular esta conducta con los estilos de apego, que influyen en cómo manejamos la intimidad y la separación. El ghosting es, ante todo, una forma de evasión emocional.
Quien practica el ghosting a menudo exhibe características de un estilo de apego evitativo. Para estas personas, la huida se convierte en un mecanismo de defensa primario, protegiéndoles de lo que perciben como una amenaza emocional: la vulnerabilidad, la intimidad o la necesidad de asumir responsabilidad. Al desaparecer, evitan el conflicto y mantienen su autonomía.
Por otro lado, la persona que es ghosteda, especialmente si tiene una tendencia al apego ansioso, sufre intensamente. Su necesidad de conexión y validación choca violentamente con la evasión del otro. El silencio confirma sus miedos más profundos al abandono, lo que desregula sus emociones y magnifica su búsqueda de cierre y respuesta. El evento de ghosting se convierte así en la manifestación de un choque entre una estrategia de huida y una de búsqueda desesperada de conexión.
Consejos para sanar y recuperar tu poder
La recuperación del ghosting requiere un proceso activo de sanación interna, desvinculando tu valor de la acción del otro.
El paso más vital es la reestructuración cognitiva: debes dejar de culparte. Recuerda que la desaparición es un reflejo de la incapacidad de la otra persona para manejar la situación con respeto y madurez. Desde Psybilbo recomendamos enfáticamente que no internalices este rechazo; la responsabilidad del cese de comunicación recae exclusivamente en el ghosteador.
Acepta que el cierre que buscas no vendrá de fuera. Es frustrante terminar una relación sin una explicación, pero la curación comienza al aceptar esta realidad y construir tu propio cierre. Asimismo, resiste la tentación de investigar en redes sociales para buscar respuestas sobre su paradero o su nueva vida; esta acción, aunque sacia la curiosidad temporalmente, prolonga tu proceso de curación.
Finalmente, enfócate en el autocuidado y la regulación emocional. Si las heridas dejadas por el ghosting han impactado tu ansiedad o tu capacidad para confiar , buscar apoyo emocional y profesional puede marcar una gran diferencia.
Tu camino hacia vínculos seguros
Reconocer que el acto de desaparecer revela un problema en la persona que huye, y no en ti, es la piedra angular para avanzar. Si el ghosting ha dejado cicatrices invisibles que afectan tu bienestar o la forma en que te relacionas, mereces apoyo. Desde Psybilbo, estamos comprometidos con ayudarte a entender estas dinámicas, sanar tus heridas y fortalecer las habilidades relacionales que te permitirán construir vínculos más seguros, respetuosos y genuinos en el futuro.
Jon Ander Curto
Psicólogo General Sanitario
