Al igual que muchos otros trastornos mentales, la esquizofrenia es un término que en ocasiones se usa erróneamente, así como puede suscitar miedo, violencia o locura. Pero ¿se sabe realmente de este desorden mental? En el presente artículo, se hablará con mayor profundidad sobre qué es dicha enfermedad, cómo se origina, cuáles son sus síntomas, qué tratamientos son los más idóneos, así como qué es verdad y qué no. Con todo ello, se busca arrojar más luz sobre el tema ya que, como en todas las cosas, cuánto más conocimiento se albergue más se acercará uno a la realidad.
¿Qué es la esquizofrenia?
De manera sencilla, se podría decir que la esquizofrenia es un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera distorsionada. Si se va a mayor profundidad a través del DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) se ve que la esquizofrenia puede no ser un trastorno único en sí, es decir, existe un espectro dentro de ella, así como una serie de trastornos asociados que son:
- El trastorno esquizotípico de la personalidad. Característico por un patrón general de déficits sociales e interpersonales, presencia de distorsiones cognitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento.
- El trastorno delirante. Entendidos los delirios como creencias fijas que no muestran cambio a la luz de pruebas en su contra (ej. Persecutorios, religiosos, de grandeza, etc.).
- El trastorno psicótico breve. Cuya característica es el inicio brusco de ciertos síntomas psicóticos positivos como delirios, alucinaciones, discurso desorganizado, etc.
- El trastorno esquizoafectivo. Característico por una combinación de síntomas de la esquizofrenia, como alucinaciones o delirios, y síntomas del trastorno del ánimo, como depresión o manía.
- El trastorno psicótico inducido por sustancias. Similar al psicótico breve solo que su desencadenador es una droga.
- El trastorno psicótico debido a otra afección médica. Cuya consecuencia se debe a otro trastorno médico.
¿Cuál es su hipótesis formativa?
Varias son las teorías explicativas de la esquizofrenia, si bien el modelo de vulnerabilidad-estrés es el más aprobado. Dicho modelo afirma que ciertas personas tienen una vulnerabilidad biopsicológica a sufrir esquizofrenia, la cual solo llegaría a manifestarse si se dieran ciertos elementos ambientales estresores en ausencia de ciertos factores protectores. Con todo ello, cuanto mayor es el peso de la vulnerabilidad genética, menos intensos deben ser los factores ambientales para provocar una crisis psicótica. De igual forma, se estima que a menor vulnerabilidad, más fuerte debe ser el estrés u otros factores externos para provocarla. Es decir, llevándolo a un lenguaje más llano, la persona tiene de base una predisposición genética en cuanto a personalidad y es el ambiente el que despierta o no ciertas patologías. Dentro del ambiente, hay que dotar de gran importancia al sistema familiar en el que se ha crecido, ya que la influencia educacional puede ser ese protector, así como ese desencadenante en muchos de los casos.
¿Cuáles son sus síntomas?
La sintomatología de la esquizofrenia se diferencia en los síntomas positivos, referidos a comportamientos extraños (delirios, alucinaciones, acciones motoras alteradas…), los síntomas negativos, referidos a una disminución o pérdida de distintas funciones (alogia, aplanamiento afectivo, anhedonia…) y los síntomas desorganizados (lenguaje y comportamiento desorganizado…).
Añadido a la sintomatología y con relación a ella, es importante saber cuál es el curso habitual de la esquizofrenia:
- Fase prodrómica. Fase previa antes de la aparición como tal del trastorno, donde ocurren algunos síntomas o signos, pero sin ser todavía suficientemente graves.
- Primer episodio. Momento en el que algunos de los síntomas o signos se manifiestan de forma clara.
- Fase aguda en la manifestación de síntomas y signos.
- Fase de estabilización. Cuando la intervención reduce la sintomatología.
- Fase residual o estable. Cuando se vuelve a una situación donde la sintomatología es compatible con la vida cotidiana.
¿Qué tratamientos son eficaces?
Con la esquizofrenia, hay que partir de la base de que es una enfermedad crónica, es decir, hoy en día no hay ningún tratamiento que la haga desaparecer completamente. No obstante, esto no quiere decir que no haya tratamientos con resultados terapéuticos, es más, los hay y permiten a la persona llevar una vida prácticamente normal. A través de la Sociedad Americana de Psicología, se ve como la terapia cognitivo-conductual, el entrenamiento en adaptación cognitiva, el tratamiento asertivo en comunicación, la terapia de psicoeducación familiar y el entrenamiento en habilidades sociales, entre otros, gozan de una buena evidencia empírica.
Desarrollando brevemente las claves del enfoque psicológico a llevar con dicha enfermedad, decir que inicialmente la adherencia al tratamiento es lo más complejo, pero a la vez lo más importante para después poder desarrollar un buen trabajo. Esto significa que, las personas que tienen este diagnóstico suelen tender en un inicio a mostrar una negación fuerte ante la problemática presente, así como una reticencia grande a los psicofármacos pautados (antipsicóticos) los cuales son esenciales como coadyuvantes a la terapia. Si se consigue que el paciente haga uso de ellos con la regularidad necesaria, después vienen los cuatro bloques importantes a trabajar en terapia que son:
- Intervención familiar psicoeducativa. Aquí se dota de herramientas y se entrena a los seres queridos más cercanos para que ayuden en su tratamiento.
- Entrenamiento en habilidades sociales. Se provee de diferentes técnicas comunicacionales a la persona para que así mejore su relación con el entorno.
- El tratamiento cognitivo-conductual. Aquí es donde se encuentra el trabajo más arduo ya que se intenta explicar toda la problemática, se estructuran todos los esquemas cognitivos del paciente y se reestructuran.
- Diversos paquetes multimodales. Aúnan diversas técnicas que afectan a uno u otro nivel de la persona.
Desmontando estereotipos…
El gran problema de éste y otros trastornos mentales es la estigmatización que sufren de una parte de la sociedad. Esto suele deberse a la falta de conocimiento y la facilidad de realizar juicios de valor sin contrastar fuentes fiables. Es por ello por lo que, a continuación, se ponen a prueba las falsas creencias que a veces se tiene sobre la esquizofrenia:
- “Los esquizofrénicos son altamente peligrosos y violentos”. Comenzar diciendo que la idea de esquizofrenia es igual a violencia no tiene ninguna base científica. De hecho, el porcentaje es bastante menor del 10% (Esbec y Echeburúa, 2016). Además, cuando ocurre algún acto delictivo siempre es por dejadez de la medicación, así como abandono de la terapia. Añadir asimismo que son delitos menores y, en realidad, son más propensas a ser víctimas que autores.
- “Las personas con esquizofrenia son unos incapacitados”. Afirmar esto como verdad absoluta es un error también, ya que además hay que tener en cuenta más variables como la posibilidad de otros trastornos asociados. Es decir, una persona con este diagnóstico puede tener un porcentaje de incapacidad sí, pero en muchas ocasiones si lleva a cabo un buen tratamiento puede reinsertase en la sociedad sin problema y así poder disfrutar de las diferentes áreas de su vida.
- “Las personas con esquizofrenia han de ser internadas”. El internamiento es la última medida y se debe llevar solo si los anteriores recursos se han agotado o no han funcionado. Además, una vez se ha estabilizado a la persona, en muchas ocasiones puede volver a salir.
- “Las personas esquizofrénicas están locas”. Pocos adjetivos son tan dañinos para un individuo como éste. Si se atiende a su definición, loco es quién ha perdido la razón y podría ser cierto que una persona que sufre un brote psicótico está en un episodio temporal de “locura”. No obstante, sentenciar de por vida a una persona con dicho adjetivo es simplemente destructivo, además de que, ¿quién no ha sido irracional en algún momento de su vida?
En conclusión, con todo lo desarrollado en líneas anteriores, se espera que la información haya sido de utilidad para conocer un poco más de cerca esta problemática, así como lo más importante, se espera que el grado de empatía sea mayor una vez se haya reflexionado lo hablado.
Javier Arza Magra
Psicólogo General Sanitario
Bibliografía:
American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos Mentales (5ª ed.). EDITORIAL MÉDICA panamericana.
Baile, J.I. (2018). Psicología clínica y de la salud en adultos: manual de casos. Madrid: CEF-Ediciones.