El dolor y su antítesis, el placer, están presentes en todas las personas. En la actualidad el dolor está ampliamente reconocido como experiencia y expresión que afecta a todo el comportamiento humano y que está influenciado por distintas variables (fisiológica, psicológica, social y cultural).
Si tuviéramos que definir el dolor, podríamos decir que se trata de una experiencia de tipo sensorial y emocional. Se trata de una vivencia subjetiva, al ser un síntoma y no un signo físico. Por tanto, sería una información de tipo subjetivo de la persona que lo sufre.
Asimismo, la personalidad del paciente es un factor muy importante en la percepción y la evolución del dolor. El dolor es una experiencia desagradable, asociada con una lesión presente o potencial o descrita en términos de la misma.
No obstante, el dolor tiene una función adaptativa. Pues al sentirlo, irremediablemente nos apresuramos a buscar una solución para evitar consecuencias más graves. Deja de ser adaptativo, cuando no encontramos la funcionalidad o el remedio que lo pare y quedamos enganchados en el ciclo del dolor.
Tipos de dolor
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Dolor físico o moral
- Físico: se trata de un estado desagradable o molesto localizado en el cuerpo.
- Moral: se trata de una emoción que resulta molesta, un sentimiento de pena o congoja, que generalmente, es provocado por una causa afectiva o una insatisfacción personal.
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Dolor agudo o crónico
- Agudo: aparece rápidamente y su duración es inferior a los 6 meses.
- Crónico: se alarga en el tiempo de forma prolongada y se asocia frecuentemente a un alto grado de ansiedad y posterior depresión.
Formas más comunes en las que se manifiesta el dolor crónico:
- Migraña común
- Cefalea tensional
- Facialgia
- Otalgia
- Odontalgia
- Nucalgia
- Dorsalgia
- Dolor abdominal
- Coxigodinia
- Dolor pelviano
- Lumbalgia
- Lumbociática
- Fibromialgia
- Dolores premenstruales
Síntomas del trastorno por dolor crónico
El 11% de la población llega a padecer dolor crónico, considerado así, cuando se padece de forma diaria durante más de 12 meses. Los síntomas más frecuentes con los que lo podemos identificar son:
- Dolor localizado en una zona o más del cuerpo, de suficiente gravedad como para merecer atención médica.
- El dolor provoca malestar significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas.
- Los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la persistencia al dolor.
- El dolor no se explica mejor por la presencia de otro trastorno.
Los expertos reconocen que los tratamientos psicológicos actuales pueden llegar a paliar entre el 30 y el 40% de los síntomas del dolor crónico.
Consecuencias del dolor crónico
No es de extrañar que cuando una persona está sometida durante un periodo largo de tiempo a un dolor crónico, éste pueda llegar a generar interferencias en el funcionamiento normal de su día a día. Lo más frecuente que podemos encontrar en este aspecto es que:
- Se tienden a disminuir las relaciones sociales con amigos, familiares y allegados.
- Puede llegar a afectar en el desempeño laboral o estudiantil, en la capacidad de trabajar llegando a producir un sentimiento de inutilidad y problemas económicos.
- En las relaciones de familia y de pareja, ya que no se pueden cumplir las expectativas deseadas.
Terapia psicológica para dolor crónico
Es importante poder enseñar al paciente, a nivel cognitivo y afectivo, a aceptar el dolor y las distintas emociones asociadas al mismo; también, a modificar las creencias que se tienen respecto al dolor.
En lo que respecta al nivel fisiológico, será necesario el entrenamiento en técnicas de relajación y respiración, para así poder modificar las conductas que mantienen el dolor.
Por ello el tratamiento estará enfocado en:
- Trabajar la aceptación para abrirnos a experimentar los sucesos y las sensaciones de forma plena y en el presente, tal y como son y no como tememos que sean.
- Trabajar la aceptación para dejarte evitar, es decir, dejar de hacer todo lo que no sirve desmontando los círculos viciosos y potenciando un tratamiento adecuado y personalizado.
- Trabajar la aceptación de las limitaciones que conlleva el dolor crónico en la propia vida del paciente.
- Trabajar la aceptación del compromiso con uno mismo, haciendo todo aquello de acuerdo a nuestras capacidades.
- Trabajar la aceptación para no quedarse con el sufrimiento que se padece, la aceptación disminuye el sufrimiento y la percepción del dolor.
Diana Synelnyk
Psicóloga General Sanitaria