De acuerdo con la teoría evolutiva de la personalidad y la psicopatología de Theodore Millon existen 12 tipos de personalidad, más 3 tipos adicionales que corresponderían a estados patológicos más graves.
Los patrones clínicos de la personalidad reflejan características de funcionamiento generalizadas y profundamente arraigadas que pueden perpetuar y agravar las dificultades cotidianas. Estas características están tan integradas y son tan automáticas que a menudo la persona no es consciente ni de su naturaleza ni de su potencial autodestructivo.
En situaciones de adversidad persistente, estos estilos de adaptativos pueden descompensarse y pasar a ser moderadamente graves o muy graves, veamos cuáles son:
Los 12 patrones de la personalidad
1. Esquizoide
Se caracterizan por su falta de deseo y su incapacidad para sentir placer o dolor intenso, se muestran indiferentes a las relaciones sociales y tienden a ser apáticos, distantes y asociales. Sus emociones y necesidades afectivas son mínimas; actúan como observadores pasivos, desligados del beneficio y del afecto que aportan las relaciones humanas, así como de los requerimientos de las mismas.
2. Evitativo
Experimentan pocos refuerzos positivos procedentes de sí mismos o de los demás, siempre están alerta, preparados para distanciarse de las experiencias dolorosas o negativas de la vida. Su estrategia adaptativa refleja miedo y desconfianza hacia los demás. Mantienen una vigilancia constante para evitar que su anhelo de afecto resulte en la repetición del dolor y la angustia que han experimentado con otras personas. A pesar de sus deseos de relacionarse con los demás, han aprendido que es mejor negar estos sentimientos y mantener la distancia interpersonal necesaria.
3. Melancólico
Experimentan el dolor como un estado permanente en el que el placer ya no se considera posible. Pueden tener una predisposición biológica o química hacia el pesimismo y el desánimo, mientras que otros muestran un estilo de desesperanza ante las pérdidas importantes determinado por la experiencia. El estilo de carácter melancólico puede verse afectado por el hecho de pertenecer a una familia muy triste o desanimada, estar en un entorno sin interés y tener una perspectiva sin esperanzas.
4. Dependiente
Destacan por su falta de iniciativa y autonomía y han aprendido no solo a recurrir a los demás para obtener afecto, cuidados y seguridad, sino también a esperar pasivamente a que sean ellos quienes los dirijan. Buscan relaciones en las que puedan apoyarse para conseguir afecto y orientación; y han aprendido que es más cómodo asumir un rol pasivo en las relaciones interpersonales, aceptar las atenciones y el apoyo que puedan encontrar, y someterse voluntariamente a los deseos de los demás a fin de conservar su afecto.
5. Histriónico
Recurren a los demás, pero maximizan la atención y los favores que reciben, manipulando los hechos de una forma superficial y entusiasta. Su comportamiento social inteligente y a menudo ingenioso transmite confianza y seguridad en sí mismo; sin embargo, debajo de esta apariencia, subyace el miedo a la autonomía real y a la necesidad de recibir señales recurrentes de aceptación y aprobación casi constantemente.
6. Tempestuoso
Son muy alegres y animados, pero su persistente euforia, entrometimiento y volubilidad puede resultar irritante para los demás. Aunque son apasionados y entusiastas, se aburren con demasiada facilidad y carecen de los recursos y la regularidad necesarios para llevar a término sus objetivos y planes. Sin control, su conducta puede llegar a ser más extrema, temeraria y errática. Resulta un patrón de conducta impredecible, de pensamiento disperso y de acciones y estados de ánimo impetuosos e impulsivos, interrumpidos por arrebatos de ira momentánea y ansiedad temerosa.
7. Narcisista
Se distinguen por su egocentrismo egotista, por sentir placer simplemente centrándose en sí mismos. Sus sentimientos de superioridad pueden no estar basados en logros reales o maduros. Conservan un aire arrogante de seguridad en sí mismos y sin pensarlo demasiado ni pretenderlo conscientemente, explotan a los demás en beneficio propio. Aunque agradecen y fomentan los elogios y las atenciones que reciben de los demás, no necesitan logros reales o aprobación social para mantener su aire de esnobismo y superioridad pretenciosa. Su confianza extrema hace que no se sientan motivados a implicarse en las interacciones propias de la vida social.
8. Antisocial
Destacan por su desconfianza hacia los demás, su deseo de autonomía y su anhelo de venganza y recompensa por lo que consideran injusticias del pasado. Para contrarrestar el dolor y los estragos que prevén que les causen otras personas, se comportan de forma engañosa o cometen actos ilegales en beneficio propio. Son irresponsables e impulsivos, y justifican esas cualidades porque consideran que los demás son desleales y no se puede confiar en ellos. Su insensibilidad y crueldad son sus únicos medios para evitar el abuso y la victimización.
9. Sádico
Pueden buscar placer y satisfacción personal humillando a otras personas y dejando a un lado sus derechos y sentimientos. Son hostiles y sumamente combativos; y parece que las consecuencias destructivas de su conducta conflictiva, ofensiva y brutal les son indiferentes o les satisfacen. Aunque muchos encubren sus tendencias más maliciosas y de búsqueda del poder con acciones o profesiones públicamente aceptadas, sus actos dominantes, hostiles y a menudo persecutorios los delatan.
10. Compulsivo
Han sido intimidados y coaccionados para que acepten las exigencias y las decisiones que los demás les imponen. Su prudencia, control y perfeccionismo derivan de un conflicto entre la hostilidad hacia los demás y el miedo a la desaprobación social. Esta ambivalencia la resuelven suprimiendo su resentimiento y exigiéndose mucho a sí mismos y exigiéndolo a los demás. Su disciplinada autocontención les permite controlar los sentimientos oposicionistas intensos, aunque ocultos; y de ello, resulta una pasividad manifiesta y una aparente sumisión pública.
11. Negativista
Se debaten entre aceptar las gratificaciones que otros les ofrecen o perseguir sus propios deseos. Dado que vacilan entre la diferencia y el desafío y, a veces, la obediencia y la oposición agresiva, se enfrentan a interminables disputas y decepciones. Esta batalla representa una incapacidad para resolver conflictos similar a la de los sujetos compulsivos. Sin embargo, los conflictos de los negativistas persisten y permanecen cerca de la conciencia. Su conducta se caracteriza por un patrón errático de ira explosiva o resistencia completamente mezclado con periodos culpa y vergüenza.
12. Masoquista
Se relacionan con los demás de una forma servil y autosacrificada, y les permiten que abusen o se aprovechen de ellos, quizá incluso los alientan a hacerlo. Cuando se muestran sus peores rasgos, muchos sostienen que merecen ser avergonzados y humillados. Para agravar su dolor y angustia, que pueden vivirlos como reconfortantes, los masoquistas rememoran activa y reiteradamente sus desgracias del pasado y, ante situaciones afortunadas, esperan que el resultado sea problemático.
Patología grave de la personalidad
Además de los 12 patrones de la personalidad, la teoría de Millon recoge 3 patrones adicionales que representan estados patológicos de la personalidad más graves.
Estos patrones reflejan un deterioro gradual y lento de la estructura de la personalidad y se diferencian de los patrones clínicos, especialmente en los déficits que afectan a la competencia social y en los frecuentes, pero generalmente reversibles, episodios psicóticos.
Su organización de la personalidad está menos integrada y sus estrategias de afrontamiento son menos efectivas que las de sus homólogos más leves y son especialmente vulnerables a las tensiones de la vida diaria.
1. Esquizotípico
Prefieren estar aislados socialmente y tener mínimos vínculos y obligaciones personales. Su funcionamiento cognitivo tiende a ser desorganizado, piensan tangencialmente y a menudo parecen estar absortos en sí mismos y pensativos. Se distinguen por sus excentricidades y a menudo son vistos por los demás como personas raras o diferentes. Si su patrón básico es activo, muestran desconfianza ansiosa e hipersensibilidad; si es pasivo, muestran aplanamiento emocional y afecto deficiente.
2. Límite
Se caracterizan por su inestabilidad y labilidad afectiva. Experimentan estados de ánimo endógenos intensos, con periodos recurrentes de abatimiento y apatía, a menudo intercalados con periodos de ira, ansiedad o euforia. Muchos tienen pensamientos recurrentes de autolesiones y suicidio, parecen extremadamente preocupados por conservar el afecto de los demás y tienen dificultades para mantener el sentido de su propia identidad. A menudo muestran una ambivalencia cognitivo-afectiva que se evidencia en sus sentimientos conflictivos de rabia, amor y culpa hacia los demás.
3. Paranoide
Se muestran desconfiados y en alerta hacia los demás y tensos y a la defensiva ante posibles críticas y engaños. Presentan una irritabilidad desabrida y tienden a hacer que los demás se exasperen o se enfaden. Asimismo, se distinguen por la inmutabilidad de sus sentimientos y la inflexibilidad de su pensamiento. A menudo expresan miedo a perder la independencia, lo que nos lleva a resistirse enérgicamente a las influencias y al control externo.
Diana Synelnyk
Psicóloga General Sanitaria
Bibliografía: MCMI-IV Inventario Clínico Multiaxial de Millon-IV; Th. Millon, S. Grossman y C. Millon