Como seres sociales que somos, es inevitable que exista una interacción entre nuestro propio Yo y el entorno. Y es que, la vida de una persona se encuentra sostenida por factores internos y factores externos. Esto quiere decir que, de alguna forma, tenemos una serie de dependencias, las cuales, cubren una serie de necesidades personales.
Dichas dependencias son caracterizadas como normales, es decir, necesarias para la propia supervivencia. Ejemplo de ellas son necesidades como las de lugar, habitación, alimentación, etc. A estas habría que añadir, dependencias relacionales sanas y naturales, como las dadas especialmente en las primeras etapas de desarrollo entre padres e hijos hasta alcanzar la madurez.
Hasta aquí estaríamos dentro de las dependencias reales, pero ¿cuándo se pasa a lo insano?, ¿cuándo se atenta contra la autonomía e independencia de la persona? Para dar respuesta a estas cuestiones, veamos que es una personalidad dependiente.
Explicación de la personalidad dependiente
Las personas con dependencias son aquellas que necesitan auto-vincular un grupo de sus actividades a sujetos exteriores, debido a que tienen algún tipo de trastorno sobre su identidad o autoestima. Generalmente, este tipo de problemáticas se ha generado debido a la adquisición de creencias falsas sobre las propias capacidades o una fuerte desconfianza en la persona misma.
Dicho esto, hay diferentes tipos de auto-vinculación respecto a otras personas, las cuáles, impactan de lleno en la independencia y autonomía del sujeto. Éstas son:
- Dependencia de capacidades ajenas (contra autonomía)
- Dependencia de determinantes ajenos (contra independencia)
- Una combinación de ambas a sujetos exteriores
Hay personas que renuncian a su propia autonomía debido a que no creen que puedan existir por ellos mismos. Hacer esto, conlleva a buscar un sujeto exterior del que puedan disponer el mayor tiempo posible para su propia existencia. Tiene una actitud de subordinación hacía el otro sujeto, además existe un miedo al abandono ya que cree no ser capaz de cuidar de sí mismo.
Básicamente, cree que su existencia discurrirá de modo más seguro y acertado que si fuera él mismo quien la rigiera.
Pero ¿cómo se genera este trastorno dependiente?
El ser humano cuando nace presenta una actitud innata de relacionarse con el entorno. Si dicho entorno no es anómalo, el niño irá descubriendo sus propias capacidades funcionales y empezará a conocer el mundo desde la propia experiencia. Esto a grandes rasgos sería lo idóneo.
Cuando el entorno es anómalo, es decir, cuando la educación recibida es no fomentar la independencia y autonomía, pasará lo siguiente:
Desde la sobreprotección, se suple al niño en el ejercicio de actividades de las que estaría capacitado a hacer por si mismo. Esto hará que el individuo no desarrolle correctamente su sistema facultativo y no confié en él. Por lo tanto, confiará en otro, pero no en él.
Todo esto viene a decir que cuando el sujeto pase la niñez, llevará a cabo una búsqueda de otras figuras a las que encargar las actividades en las que se ve incompetente. En conclusión, habrá una auto-vinculación dependiente de otra figura que supla las figuras de seguridad que tuvo en sus etapas formativas.
Lo explicado hasta el momento, sería una protección excesiva. Esto, difiere de lo que sería una educación posesiva, la cual, vincula al niño y sus actividades para el beneficio propio de las figuras formativas. Cierto es que a veces es complicada la diferenciación entre una y otra, debido a que las figuras posesivas lanzan falsas apariencias de protección y amor. Incluso, se les envía un falso mensaje de independencia al niño.
Sobre la sobreprotección creo necesaria una diferenciación. No es lo mismo una protección excesiva en relación con la seguridad, es decir, una reducción a la hora de experimentar situaciones peligrosas, que la sustitución parental por la cual los padres hacen actividades que ya podrían hacer los niños. Es este último, el modelo educativo que con mayor seguridad generará un trastorno dependiente.
Características de la personalidad dependiente
El patrón de dichas personas es “no-deber-ser autónomo e independiente” y sus características primordiales son las siguientes:
- Tienen la creencia de que hay formas de poder benignas en las que apoyarse y subordinarse, ya que son mejores que ellos mismos.
- No se ven capaces de hacerse cargo de su propia vida, ya que han adquirido un sentimiento de indefensión y desconfianza en si mismos. Por lo tanto, tienen sobre todo grandes problemas a la hora de llevar a cabo una toma de decisiones.
- La persona vincular cree que hay otros sujetos que hacen las cosas mejor que él. Esto hace que lleven a cabo una búsqueda para así poder confiar ciegamente en alguien y que les supla y haga por ellos.
- El determinante principal es la obediencia ciega en figuras que ven más capaces.
- La delegación suya la da a cambio de la sumisión y obediencia.
- Por último, la persona dependiente no demanda más allá que ser gobernado por otro. Simplemente, a veces pide que se le manifieste afecto.
Conclusión
Para finalizar este artículo sobre esta personalidad, recalcar que el tipo de dependencia que padecen estas personas es debido a una alteración en su identidad, sustantividad y autoestima, que le obliga a compensarla mediante vínculos estables con personas en las que deposite su confianza.
Las dependencias relacionales y emocionales es de lo más visto en terapia así que, en PsyBilbo, estamos para ayudarte y que así consigas esa independencia y autonomía tan necesaria.
Javier Arza Magra
Psicólogo experto en Terapia Cognitivo-Conductual