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Trastorno de Ansiedad Generalizada: vivo preocupado

Ansiedad Generalizada

¿Qué es el Trastorno de Ansiedad Generalizada?

Todos en algún momento de nuestra vida nos preocupamos más de la cuenta por diversas situaciones, pero cuando se padece un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), nos preocupamos por muchas cosas de una manera excesiva o exagerada, incluso cuando no existe una razón objetiva para ello. Podríamos decir que la incertidumbre es algo relativamente frecuente en todos y así lo evidencian las investigaciones, las cuales refieren que más del 38% de las personas se preocupan al menos una vez al día.

Los que lo padecen, les resulta realmente complicado poder controlar su preocupación, y ésta llega a interferir en su actividad diaria. Tanto es, que se preocupan por todo: la salud, la pareja, los hijos, el dinero, el trabajo o por el simple hecho de tener que afrontar un nuevo día.

Las personas que lo sufren fracasan en el intento de búsqueda de seguridad lo que provoca un estado de indefensión. Tras esto, se activan un conjunto de creencias negativas no solo por las cuestiones cotidianas sino por la misma preocupación. La persona se esfuerza por suprimir estos pensamientos, pero no lo logran, produciéndose justo el efecto contrario: aumento de preocupación.

Características de la ansiedad generalizada

La clave para diferenciar ansiedad generalizada de la ansiedad «sana» o adaptativa, es la preocupación excesiva ante diversas actividades o sucesos de nuestro día a día y que resulta muy difícil de controlar.

Suele repercutir en todos los ámbitos de la vida de la persona, con lo que puede afectar en su trabajo, en las relaciones familiares, relaciones de pareja, etc. Provocando un significativo deterioro de la calidad de vida.

Suele tratarse de un trastorno de desarrollo lento que con frecuencia se inicia en la adolescencia o la juventud, aunque también se puede desarrollar en la etapa adulta. Además, como ocurre con otros trastornos de ansiedad, es más frecuente en mujeres que en hombres.

Igualmente, en ocasiones, puede pasar desapercibida con quejas somáticas del tipo dolores frecuentes de cabeza, problemas para conciliar el sueño o bajo rendimiento escolar, por lo que no es fácil de detectar en la consulta médica.

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Síntomas más frecuentes:

  • Inquietud
  • Agitación
  • Nerviosismo
  • Inseguridad
  • Fatiga
  • Temor
  • Miedo
  • Dificultad para la concentración
  • Irritabilidad
  • Tensión muscular
  • Problemas de sueño

¿Por qué ocurre?

La preocupación se convierte en una anticipación exagerada y distorsionada de una amenaza futura. La persona con TAG ve su futuro como amenazante e incierto y debe estar continuamente preocupado para hacerle frente y anticiparse.

El pensamiento de flujo continuo sobre un futuro peligrosos, se vive como incontrolable y le ocupa una gran parte de su tiempo. Normalmente, es algo que se vuelve fuera de su control y como consecuencia aparece la ansiedad como un factor de mantenimiento del cuadro.

La preocupación puede quedar fijada a través de experiencias, aprendizajes, objetivos, valores o intereses personales que presenta la persona en su historia de vida. Así pues, todo lo que nos rodea en nuestro día a día, nuestros quehaceres, nuestros intereses, el modo de entender el mundo, funcionan como un catalizador de la preocupación.

De igual forma, el conjunto de la baja tolerancia a la incertidumbre y el tipo de pensamiento intensivo y ansioso, fabrican el cóctel perfecto para que la preocupación se siga dando la sintomatología del TAG.

¿Cómo diferenciarla de la ansiedad adaptativa?

Cuando la preocupación es adaptativa la persona se centra en buscar los aspectos positivos y los menos amenazantes de la situación-problema. En el TAG interfieren las distorsiones cognitivas que van a referir la situación como amenazante, perjudicial, angustiosa o incontrolable.

La preocupación se vuelve problemática cuando las personas desarrollan una serie de creencias rígidas sobre las ventajas que tiene preocuparse en el día a día. Utilizan dichas preocupaciones como una forma de solucionar los problemas, aunque esto signifique sufrir consecuencias como la ansiedad o la depresión. Todo ello, hace que se refuerce la tendencia a preocuparse y quede instaurada la conducta.

Son varias las características que distinguen el TAG de la ansiedad no patológica. Una sencilla manera de poder saber si nuestras preocupaciones son excesivas es la siguiente:

  1. Las preocupaciones que aparecen en la ansiedad generalizada son excesivas e interfieren de una manera significativa en el funcionamiento de la persona. Las preocupaciones de la vida diaria, no suelen ser excesivas en los casos no patológicos, se interpretan como más manejables o controlables.
  2. Las preocupaciones del TAG son más penetrantes, con lo que generan un mayor grado de angustia, tienen una duración mayor y se producen en repetidas ocasiones sin que exista un motivo aparente.
  3. Las preocupaciones de la vida diaria no se suelen asociar con tanta frecuencia a síntomas físicos como pasa con el TAG, por ejemplo, ante una preocupación experimentar inquietud, fatiga o nerviosismo excesivo.
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¿Cómo saber si no tolero la incertidumbre?

Hay ciertos comportamientos que nos pueden dar la clave para saber si nos cuesta tolerar la incertidumbre:

  1. Revisar: Revisar y controlar una y otra vez que todo esté perfecto o que no existen fallos o errores. También se puede manifestar en forma de necesidad de informarse acerca de todo.
  2. Evadir: Evitar determinadas actividades que provocan incertidumbre como puede ser conducir, ya que provoca preocupación y por consiguiente ansiedad al no saber con exactitud qué es lo que puede suceder durante el trayecto. También podemos encontrarla como la evitación de estar con ciertas personas, lugares o situaciones concretas.
  3. Seguridad: Realizar preguntas continuamente a familiares, amigos o incluso desconocidos sobre aspectos que preocupan, buscando una sensación de seguridad.
  4. Realizar listas: Hacer listas con el propósito de no olvidar nada buscando una sensación de control y seguridad.
  5. Preocuparse: Uno de los síntomas más claros sobre la intolerancia a la incertidumbre. Las preocupaciones van desde aspectos más triviales a aspectos de importancia para las personas o sus allegados. Dicha preocupación es generadora de ansiedad y puede hacer que se pase el día dando vueltas a cualquier tipo de aspecto preocupante.
  6. No delegar: Prefieren realizar ellos mismos las tareas para asegurarse de que salgan como ellos esperan y así obtener el control sobre éstas.

Estrategias para el control de la incertidumbre

Todos podemos desarrollar o poner en práctica algunas estrategias para el manejo y control de la preocupación. En el TAG la persona utiliza unas técnicas ineficaces o se percibe como ineficaz para poner controlar su preocupación, dando esto como resultado el mantenimiento de la preocupación.

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Principales estrategias que podemos emplear:

  • Autoverbalizaciones: «no debo preocuparme».
  • Verbalizaciones positivas y esperanzadoras: «debo estar tranquilo, todo va a salir bien».
  • Búsqueda de confirmación en otros: preguntando a otras personas sobre su preocupación o una posible solución.
  • Autocrítica: reflexión sobre las preocupaciones y el costo psicológico, físico y emocional que están suponiendo.
  • Aliviar las emociones desagradables: búsqueda y práctica de estrategias de regulación emocional.
  • Acepta la incertidumbre como parte de tu vida: No se puede tener todo bajo control y tampoco se puede predecir el futuro. Intenta mantenerte en el momento presente.
  • Mindfulness: Realiza ejercicios que te ayuden a estar con conciencia plena en el momento presente y así evitar realizar conjeturas sobre el futuro.
  • Incorpora cambios en tu rutina: Las rutinas nos hacen sentir seguros, intenta salir un poco de ella para poder recibir estímulos novedosos y que así vayas incorporando la incertidumbre poco a poco en tu día.
  • Control de pensamientos negativos: Cuando sientas que te estás preocupando en exceso, haz una vuelta a la realidad e intenta generar pensamientos más realistas u objetivos que te permitan desprenderte de los pensamientos negativos o catastrofistas generadores de ansiedad.

Tratamiento

En terapia las estrategias fundamentales que se van a emplear para obtener un resultado eficaz sobre el abordaje del TAG, serán las pautas descritas anteriormente. Además del proceso psicoeducactivo sobre la preocupación y el efecto que tiene en todas las áreas vitales, se desarrollarán o potenciarán las herramientas del manejo emocional, para terminar con el trabajo de las cogniciones desadaptativas sobre la preocupación.

Por tanto, se trata de reducir la frecuencia, la intensidad, la duración y forma de las preocupaciones en la vida del paciente. De modo que pueda llegar a tener una vida plenamente funcional.

Si necesitas asesoramiento en sobre el Trastorno de Ansiedad Generalizada, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogos de PsyBilbo y te ayudaremos en lo necesario.

 

Diana Synelnyk

Psicóloga General Sanitaria

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