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¿Qué es el síndrome de la niña buena?

sindrome de la niña buena

El síndrome de la niña buena, acuñado por la psicoterapeuta Berverly Engel en su obra `Nice Girl Syndrome´, es un concepto que ha sido explorado y discutido dentro del ámbito de la psicología feminista. Este término hace referencia a un conjunto de comportamientos y actitudes internalizadas por niñas y mujeres que refuerzan los roles de género tradicionales y expectativas sociales, que terminan por limitar su autonomía y desarrollo personal.

Es por ello que, las niñas con este síndrome, pueden experimentar una intensa presión social para conformarse a los roles de género tradicionales, lo cuales, limitan su capacidad para explorar y desarrollar todo su potencial. Esta presión puede venir tanto desde figuras de autoridad (padres, maestros y figuras religiosas) como de la cultura popular y los medios de comunicación.

¿Qué es el síndrome de la niña buena?

El síndrome de la niña buena puede estar vinculado a la internalización de actitudes y creencias misóginas, donde las niñas aprenden a desvalorizar a otras mujeres y a sí mismas en función de estándares patriarcales de belleza, éxito y comportamiento.

A menudo, se enfrentan a un “doble vínculo” en el que se les exige cumplir con expectativas contradictorias. Por un lado, se espera que sean agradables, sumisas y complacientes, pero por otro lado, también se espera que sean independientes, exitosas y empoderadas. Esta contradicción genera confusión y ansiedad en las niñas, ya que se sienten atrapadas entre dos expectativas completamente opuestas.

En lo que se refiere a las relaciones interpersonales, también esto tiene un impacto significativo, ya que las mujeres pueden llegar a desarrollar dificultades para establecer límites saludables, expresar sus necesidades y deseos, y mantener relaciones equitativas y satisfactorias.

Origen del síndrome de la niña buena

La construcción social del género ha dado lugar a una serie de expectativas y normas que influyen en el desarrollo psicológico de las mujeres y las niñas en todo el mundo. Este resultado ha sido llamado el “síndrome de la niña buena”, que refleja la internalización de roles de género tradicionales y a la presión por cumplir con ciertas expectativas sociales.

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Sus raíces de socialización de género comienzan desde una edad temprana y se refuerzan a lo largo de toda la vida a través de diversas instituciones sociales, como la familia, la educación y los medios de comunicación. Así pues, veamos cómo se produce:

  1. Socialización de género: Desde una edad temprana, y las niñas son socializadas para cumplir con ciertas normas y expectativas de género que las condicionan a ser “buenas” o “apropiadas”. Estas expectativas pueden incluir desde ser amables, sumisas, complacientes, obedientes o a evitar comportamientos percibidos como “inapropiados” o “agresivos”.
  2. Perfeccionismo: Las niñas son frecuentemente alentadas a ser perfeccionistas en todos los aspectos de sus vidas, desde el desempeño académico hasta su apariencia física y su comportamiento interpersonal. Esto puede llevar a una presión abrumadora para cumplir con estándares inalcanzables y a una autoexigencia constante.
  3. Evitación del conflicto: Son socializadas para evitar el conflicto y la confrontación, a menudo, sacrificando sus propias necesidades y deseos para mantener la armonía en las relaciones con los demás. Esto puede generar dificultades para establecer límites saludables y expresar sus opiniones y emociones de una manera auténtica.
  4. Autoestima condicionada: La autoestima suele estar vinculada a la aprobación externa y a la conformidad con expectativas sociales, en lugar de basarse en una valoración interna y auténtica de sí mismas. Lo que deriva en una dependencia excesiva de la validación externa y una sensación de inadecuación cuando no se cumplen las expectativas externas.
  5. Riesgos para la salud mental: Funcionar desde el síndrome de la niña buena puede estar asociada a una serie de problemas de salud mental llegando a poder padecer ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación, baja autoestima y dificultades en el establecimiento y mantenimiento de relaciones interpersonales saludables.
  6. Empoderamiento y resistencia: Es importante destacar que las mujeres y niñas no son simplemente víctimas pasivas de estas expectativas sociales, sino que también son agentes activos de cambio resistencia. El empoderamiento feminista busca desafiar y desmantelar estas normas restrictivas de género, promoviendo la autoaceptación, la autonomía y la igualdad de género.
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Efectos psicológicos del síndrome de la niña buena

Los efectos psicológicos del síndrome de la niña buena abarcan un compendio de síntomas que pueden darse a los largo de toda la vida de la mujer. Por ello, es importante conocerlos y reconocerlos para poder trabajarlos en ellos.

  • Baja autoestima: Pueden desarrollar una baja autoestima debido a la constante necesidad de buscar la aprobación externa y a la validación a través de la conformidad con las expectativas de género.
  • Ansiedad: La presión para cumplir con los estándares de perfección y comportamientos esperados puede llevar a niveles elevados de ansiedad que se manifiesta como ansiedad social, miedo al fracaso o temor a no ser lo suficientemente “buena” en los diferentes aspectos de la vida.
  • Depresión: La desconexión entre las expectativas de género y la realidad de las propias experiencias y deseos puede contribuir a la depresión. Las mujeres y las niñas pueden sentirse atrapadas en roles que no reflejan quiénes son realmente, lo que puede generar sentimientos de desesperanza y desesperación.
  • Perfeccionismo: El síndrome de la niña buena a menudo está relacionado con altos niveles de perfeccionismo, donde las mujeres y las niñas se esfuerzan constantemente por alcanzar estándares poco realistas en todas las áreas, que termina en un ciclo de autoexigencia constante y autoevaluación negativa.
  • Dificultad en las relaciones: Pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones saludables y equitativas, sintiéndose obligadas a complacer a los demás a expensas de sus propias necesidades, lo que puede generar resentimiento y conflicto en las relaciones interpersonales.
  • Estrés crónico: La presión constante por cumplir con las expectativas de género derivan en una sensación constante de sentirse abrumadas por la necesidad de equilibrar múltiples roles y responsabilidades, teniendo esto un impacto negativo en su salud física y emocional.
  • Sentimientos de culpa y vergüenza: Pueden experimentar sentimientos intensos de culpa y vergüenza cuando no cumplen con las expectativas de género o cuando desean desviarse de los roles tradicionales asignados a las mujeres.
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¿Qué hacer para salir del síndrome de la niña buena?

En primera instancia, lo más importante es llegar a reconocer que se está funcionando desde el síndrome de la niña buena. El autoconocimiento es una herramienta muy valiosa y es el principio del cambio. Muchos de los síntomas que genera comportarse bajo estos patrones, son resistentes al cambio. Por ello, la psicoterapia es una herramienta eficaz desde donde podemos revisar qué modificaciones necesitamos realizar, pues es un proceso desafiante pero liberador. No obstante, podemos poner en práctica:

  • Poner límites y saber decir que no.
  • Practicar el autocuidado y la autocompasión.
  • Cuestionar las normas de género.
  • Educación y activismo.
  • Buscar apoyo en nuestro entorno.
  • Buscar asesoramiento psicológico.

Conclusión

A pesar de las presiones sociales para conformarse a los roles de género tradicionales, muchas mujeres y niñas han desarrollado estrategias de resistencia feminista para desafiar y subvertir estas expectativas para salir del funcionamiento del síndrome de la niña buena. Esto puede incluir la participación en movimientos feministas, la búsqueda de modelos a seguir que desafían las normas de género y la construcción de relaciones basadas en la igualdad y el respeto mutuo.

Abordar el síndrome de la niña buena desde una perspectiva feminista implica trabajar hacia una transformación cultural más amplia que desafíe y deconstruya los sistemas de opresión de género. La línea de trabajo desde la terapia psicológica se centra en cuestionar y desafiar los estereotipos de género, promover una educación de género inclusiva y crear un espacio seguro y empoderado para las mujeres.

Diana Synelnyk

Psicóloga General Sanitaria

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