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Procrastinación: qué es y cómo combatirla

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Todos lo hemos dicho alguna vez “ya lo haré mañana” o “mejor lo hago dentro de un rato”, eso es procrastinar o como lo define la Real Academia Española: “Diferir, aplazar”. Pero esta es una definición muy breve, por ello veamos que es exactamente la procrastinación y cómo vencerla.

Qué es la procrastinación

Es la capacidad de aplazar nuestras obligaciones aún sabiendo que puede resultar perjudicial para nosotros. No se trata simplemente de retrasar una tarea o actividad, si no que sabemos que el hecho de hacerlo tendrá efectos negativos sobre nosotros y asumimos esos riegos. Esto nos afecta de manera negativa y como consecuencia, nos hace menos felices.

Pero la procrastinación es algo que también se encuentra en nuestra genética, y es que los investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder, han descubierto que ciertas personas son proclives a distraerse o caer en tentaciones. Al igual ocurre con la impulsividad, hay personas que tienen más predisposición a ser impulsivas, lo que les lleva a distraerse con más facilidad. Esto no quiere decir que un procrastinador sea necesariamente una persona impulsiva, simplemente que se encontró cierto grado de correlación entre ambos rasgos.

Además, todos sabemos perfectamente las consecuencias negativas de aplazar las tareas, pero la sensación momentánea de placer que se produce en nuestro Sistema Nervioso es mucho mejor. Y es que cuando aplazamos esa tarea que nos resulta una “carga” o “pesadez” en nuestro cerebro se libera dopamina que hace que sintamos bienestar y tranquilidad. Es por ello por lo que preferimos esa pequeña descarga de “placer” a corto plazo aunque sepamos que al final tendremos que sufrir efectos negativos por no haber realizado nuestra tarea.

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El origen de la procrastinación

La procrastinación es un problema de la autorregulación y de la organización del tiempo. Cuando posponemos una decisión o una conducta, lo que está representando en el fondo, es una conducta de evasión.

La situaciones en la vida en la que esto se produce con más frecuencia son:

  • Tareas cotidianas: cuando aplazamos actividades necesarias para funcionar en el día a día como. Por ejemplo, ir al banco o hacer la compra. Y como consecuencia, cuando no las realizamos pueden provocarnos sensación de frustración, ya que no llegamos a tiempo debido a la acumulación de tareas.
  • Situaciones de compromiso personal: impedimos que nuestra vida mejore en diversos ámbitos, dejamos a un lado los estudios o el ejercicio, no aprovechamos oportunidades de mejora profesional. Como resultado, nos sentimos insatisfechos, inseguros o inferiores.
  • Compromiso con los demás: desatendemos nuestros compromisos adquiridos, incumplimos obligaciones laborales, no respetamos plazos, etc. La consecuencia es una pérdida de confianza en nosotros mismos y respeto hacia los demás, así como los demás también pueden perder la confianza en nosotros.

Causas y estrategias de afrontamiento

Vamos a desarrollar algunas causas y estrategias como guía para saber porqué postergas determinadas situaciones en tu vida:

No te gusta esa tarea, trabajo o deber, por lo que lo dejas de lado el mayor tiempo que te es posible.

Estrategia: estudia la posibilidad de automatizarla, delegarla o cambiarla con algún compañero/amigo/familiar. En ocasiones, nos obligamos o forzamos a realizar acciones o tareas con las que realmente no nos sentimos cómodos.

No sabes cómo resolverla.

Estrategia: pide ayuda o un consejo, infórmate o si no tienes los conocimientos necesarios, fórmate. Puedes aplicar la técnica de resolución de problemas, que puede ayudarte a ver la situación con mayor claridad.

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No dispones del tiempo suficiente.

Estrategia: ordena tu espacio de trabajo y planifica tu tiempo; dedica un periodo concreto de tiempo al día para ir alcanzando tu objetivo. Recuerda que la constancia hace el hábito.

No tienes claro si realmente quieres hacer lo que te propusiste.

Estrategia: revisa tu objetivo analizando tu situación actual; si no es prioritario para ti o no es lo que deseas hacer, no lo hagas.

Tienes un bloqueo y necesitas un impulso para comenzar.

Estrategia: a veces es difícil encontrar un momento para comenzar, es mejor dividir tu meta en submetas que vayas alcanzando poco a poco y así vayas alcanzando motivación para seguir.

Necesitas un tiempo para reflexionar.

Estrategia: se trata de una postergación creativa, la cual es apropiada y necesaria en ocasiones. En el momento que consideres que has desarrollado la idea o el plan, lo ejecutarás.

Conclusión

Para dejar de postergar tus tareas u obligaciones del día a día es mejor resolverlas en el momento, ya que tarde o temprano tendrás que asumir la responsabilidad de realizarlas. De esta manera no te agobiarás pensando que lo tienes que hacer, y si realmente no puedes hacerlo en ese momento, anótalo en tu agenda con fecha y hora de realización y dile adiós a la procrastinación.

Desde nuestra consulta de PsyBilbo, trabajamos aspectos como la organización y planificación de las tareas. Si quieres más información, no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo de psicólogos.

 

Diana Synelnyk

Psicóloga General Sanitaria

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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