La motivación es un concepto que es difícil de definir y es que son varias las teorías que lo definen, como la del racionalismo que lo entiende como “actuar porque tenemos un motivo para hacerlo, siendo responsable así de nuestras acciones” o el determinismo empírico que considera “que nuestra conducta ha acontecido al cumplirse unas condiciones específicas y estos efectos son derivados del aprendizaje”.
Además, la motivación está formada por diferentes factores como son nuestra personalidad, las experiencias, las expectativas, los factores fisiológicos, etc. Todo ello, crea una necesidad que guía nuestra conducta y a su vez la dirige hacia su objetivo.
Motivación y emoción
La motivación y la emoción están íntimamente relacionadas, y es que ambas son las que estimulan a la conducta hacia el objetivo. La emoción (positiva o negativa) a la que le sigue una activación fisiológica (risa, miedo), y a su vez una conducta de consecuencia, es decir, las motivaciones van acompañadas de emociones. Por ejemplo: tengo una gran motivación para aprobar el carnet de conducir y esto me trae emociones como alegría, miedo, etc.
No olvidemos, que las emociones suelen tener un componente en sí motivacional, qué quiere decir esto, que si por ejemplo, en este caso tenemos muchas ganas de sacarnos el carnet de conducir: nos esforzaremos por ir a todas las clases teorías, atenderemos, haremos los test…
Motivaciones primarias y secundarias
Existen dos tipos de motivaciones que hacen que nuestras motivaciones sean totalmente distintas, y son las siguientes:
- Las motivaciones primarias: vienen de la necesidad de la supervivencia y regulan homeostáticamente, es decir, buscan el equilibrio a toda costa. Serían: la sed, el hambre, el sueño, respirar, mantener la temperatura corporal y la necesidad sexual.
- Las motivaciones secundarias: aquellas que no satisfacen una necesidad biológica, se las conoce también como adquiridas, ya que influye en ellas el aprendizaje. Podrían ser: aficiones deportivas, vocación profesional, etc.
La pirámide de Maslow
Abraham Maslow propuso en 1970 una jerarquización de las motivación que sigue siendo un referente hoy en día. Como puedes ver en la pirámide nuestros intereses van ascendiendo desde la base siendo: necesidades fisiológicas, seguridad, pertenencia o afiliación, amor o reconocimiento y autorrealización.
Según esta teoría, una persona no podría centrarse en sus estudios o en un trabajo si no tiene asegurado un sustento o si le van a desalojar de su hogar. Pero esto no se puede demostrar de forma universal, ya que es aquí donde entran en juego las diferencias individuales y como bien sabemos, no todas las personas reaccionan del mismo modo ante una misma situación.
Necesidad de logro
Una de las mejores maneras de explicar la necesidad de logro es: ¿te esfuerzas por tener éxito y conseguir tus objetivos? o ¿piensas que eres un conformista disciplinado? Si has elegido la primera opción, entonces estás motivado para conseguir tus objetivos y mejorar en tus tareas.
Características de las personas con una gran necesidad de logro
- Prefieren tareas moderadamente difíciles que permiten alcanzar el éxito y éste es atribuido al propio esfuerzo y habilidades
- Tiene un elevado autocontrol y son muy persistentes
- Dispuestos a dedicar todo su tiempo para alcanzar sus objetivos
Cómo aumentar la motivación
- Identifica tu objetivo: primero identifica qué es lo que quieres lograr y de qué forma lo vas a realizar.
- Desglosa tu objetivo: una vez tengas tu objetivo identificado, divídelo en sub-objetivos para que te sea más fácil ir alcanzándolos.
- Crea un calendario/horario: una vez tengas tu línea de trabajo, establece una fecha límite para tener tu objetivo terminado.
- Sé disciplinado: la disciplina te ayudará a ir acercándote poco a poco a tus objetivos.
- No te sobrecargues de trabajo: trabajar demasiado es una forma segura de perder motivación. Recuerda que los descansos y el tiempo para ti mismo son importantes.
- Sé perseverante: desprecia cualquier interrupción.
- Cambia de ambiente de trabajo: cambiar de ambiente de trabajo favorece la motivación. Si puedes, adelante.
- Sigue tu progreso: es importante ir anotando tus progresos. Ello te ayudará a visualizar tu recorrido y ver los pasos que faltan para llegar hacia la meta.
- Cuida tu salud: el bienestar físico, emocional y mental te dará la fuerza que necesitas para conseguir ese objetivo, por ello, no la descuides.
- No olvides tomar descansos productivos y vacaciones
Diana Synelnyk
Psicóloga General Sanitaria
1 comentario en «Cómo lograr motivación para alcanzar tus objetivos»
¡Que buen artículo, Diana!
Si se puede, me gustaría aportar un dato importante sobre la implicación que una producción y/o liberación inadecuada de ciertos neurotransmisores podría incidir de forma notable en el logro de objetivos.
Se podría decir que el componente motivacional de las emociones es el estímulo que recibimos de ellas. De esta recepción se encargan las neuronas dopaminérgicas que se localizan en la parte compacta del mesencéfalo son las que justamente, procesan la información reforzante implicada en los mecanismos de aprendizaje que llevan a asociar un estímulo con la acción que conduce a alcanzar la meta. Y son las neuronas serotoninérgicas las que se encargan del transporte de estos estímulos.
Si tenemos en cuenta que las primeras, como neurotransmisor para realizar la sinápsis, utilizan dopamina, mientras que las segundas, serotonina, sería válido inferir que niveles inadecuados de dopamina o serotonina, podrían tener una implicación significativa en el logro de objetivos. Por ejemplo, un déficit de serotonina podría generar que la información reforzante no se transmitiera de forma adecuada o, unos niveles altos de dopamina, podrían ocasionar una distorsión de esa información (es decir, de los estímulos).