La pornografía se ha convertido en uno de los grandes agentes de socialización sexual del siglo XXI. Internet ha facilitado su acceso inmediato, gratuito y casi ilimitado, especialmente, entre adolescentes y jóvenes. Como señala la filósofa feminista Mónica Alario Gavilán en Política sexual de la pornografía, hoy la pornografía ha pasado a ocupar el lugar que la educación sexual formal no ha sabido ocupar: “la pornografía es la educación sexual de las nuevas generaciones”.
Este fenómeno no es neutro. Dependiendo de cómo se consuma y qué se consuma, puede influir en cómo entendemos el deseo, la intimidad, el consentimiento, el cuerpo y la relación con el otro. Por ello, desde la psicología sanitaria y la perspectiva psicoeducativa, es fundamental analizarlo con rigor, sin tabúes pero sin ingenuidad.
Datos clave sobre el consumo de pornografía
Adolescencia: inicio cada vez más temprano
- Edad media de acceso: 8–11 años en España.
- El 68,2 % de adolescentes consume pornografía habitualmente.
- Primera exposición en torno a los 12 años.
- 37,1 % de jóvenes de 14 años ya ha visto pornografía.
- 70 % accede de forma no buscada (accidental).
Existen diferencias por género, aproximadamente 68 % de consumidores son hombres y 32 % mujeres. Entre jóvenes españoles, 72,2 % de los chicos consumen pornografía y la mitad reconoce que ve demasiado y ha intentado reducirlo sin éxito.La principal vía es el teléfono móvil y, frecuentemente a solas, sobre todo en chicos.
Qué plantea Mónica Alario en Política sexual de la pornografía
La autora analiza la pornografía desde una perspectiva crítica feminista. Sus ideas principales:
- La pornografía dominante erotiza la desigualdad
No se trata solo de sexo explícito, sino de narrativas donde el placer masculino es el centro y la mujer aparece como objeto sexual. Esto refuerza imaginarios donde:
- La mujer está disponible para el hombre.
- El cuerpo femenino se utiliza y evalúa.
- La relación sexual gira en torno al placer masculino y la penetración.
- Confusión sexo–violencia
Alario denuncia que gran parte del contenido porno normaliza actos agresivos como si fueran excitantes o consensuados. En entrevistas, describe escenas donde la mujer verbaliza rechazo (“no quiero”) pero el acto continúa, enseñando que el “no” no implica detenerse.
Esto envía mensajes muy peligrosos sobre consentimiento.
- Construcción del deseo
Si la pornografía es educación sexual, entonces modela lo que se desea. Según Alario: No solo muestra qué hacer sexualmente, sino qué desear.
Y esto plantea preguntas:
- ¿Deseamos lo que deseamos libremente o lo que hemos aprendido a desear?
- ¿Qué pasa cuando el erotismo se asocia a humillar o dominar?
- Crítica al “porno feminista”
La autora considera que cambiar iluminación, guion o trato laboral no transforma el fondo si la lógica sigue siendo dominación masculina.
Consecuencias psicológicas y relacionales
Impacto en adolescentes
- Creación de expectativas irreales sobre cuerpos, placer y relaciones.
- Confusión sobre consentimiento.
- Normalización de violencia sexual en fantasías.
- Sexualización precoz y dificultades para desarrollar una intimidad sana.
En consulta, muchos adolescentes relatan ansiedad, baja autoestima corporal y distorsiones sobre su desempeño esperado en las relaciones sexuales.
En hombres
- Presión sobre el rendimiento sexual.
- Dependencia del estímulo visual rápido.
- Dificultad para excitarse con relaciones reales más lentas e íntimas
- Tolerancia a contenido cada vez más extremo.
- Aprendizaje de guiones sexuales centrados en dominación y performance.
En mujeres
- Malestar frente al propio cuerpo al compararse con estándares irreales.
- Expectativa de cumplir roles sexualizados y disponibles.
- Dudas sobre deseos propios vs. deseos aprendidos.
- En consulta, aparece como presión para “adaptarse” al guion pornográfico ajeno.
En la pareja
- Pornografía como sustituto de intimidad emocional y sexual real.
- Secretismo, distanciamiento, resentimiento.
- Problemas de comunicación sexual.
- En algunos casos, discrepancia ética si uno de los miembros lo interpreta como consumo de violencia sexualizada.
¿Implica todo consumo de pornografía un problema?
La respuesta es: no. La evidencia es compleja. No toda persona que consume pornografía reproduce violencia o desarrolla problemas sexuales. Pero eso no significa que sea inocuo o neutro.
El problema no es solo el uso, sino el tipo de contenido y la ausencia de educación sexual crítica.
Claves psicoeducativas para familias, adolescentes y adultos
Es importante que las familias empiecen a hablar de sexo y consentimiento antes de que Internet lo haga. No debemos dramatizar ni moralizar, sino acompañar y enseñar a los adolescentes.
Asimismo, el uso de controles parentales y supervisión adaptada a la edad, ayudan a que no tengan acceso a contenidos que no son apropiados a su edad y desarrollo.
Y, como no, necesitamos fomentar el pensamiento crítico para que entiendan qué es la pornografía: “esto es ficción, esto no es intimidad real”.
Para adolescentes
Reflexionar sobre:
- Diferencias entre realidad y ficción.
- Consentimiento entusiasta.
- Respeto mutuo.
- Placer compartido, no unilateral.
- Diversidad corporal y sexual real.
Preguntas útiles:
- ¿Esto que veo es cariño?
- ¿Hay respeto?
- ¿Ambas personas disfrutan de verdad?
- ¿Qué me hace creer que esto es lo normal?
Para adultos y parejas
Debemos hablar abierta y honestamente del consumo y explorar las fantasías y deseos sin sustituir la intimidad por pantallas. Podemos preguntarnos:
- ¿Esto mejora o deteriora mi relación?
- ¿Refleja mis valores sobre el trato a la pareja?
- ¿Puedo excitarme sin pornografía?
Conclusión
La pornografía forma parte de nuestra cultura sexual, pero conviene mirarla de frente y con espíritu crítico. Mónica Alario recuerda que no solo muestra cuerpos desnudos: muestra relaciones de poder.
Como profesionales de la psicología, educadores, madres, padres y personas adultas, tenemos el reto de ofrecer modelos alternativos de intimidad, enseñar consentimiento real y deseo igualitario, y acompañar a las nuevas generaciones en un uso crítico y consciente. Porque si no educamos, educa Internet.
Diana Synelnyk
Psicóloga General Sanitaria
Bibliografía: POLITICA SEXUAL DE LA PORNOGRAFIA. SEXO, DESIGUALDAD Y VIOLENCIA. Mónica Alario.
