Suele ser muy común usar la palabra egoísta como forma de etiquetaje negativo hacia aquellas personas que piensan primero en sí mismos. Es cierto que si recogemos la definición de la RAE, “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás”, vemos que el egoísmo es una característica que sería negativa y perjudicial. Pero yendo hacía una vertiente más psicológica, creo que podemos dividir este concepto en dos: el egoísmo sano y el egoísmo insano.
¿Qué es el egoísmo?
La palabra ego designa a nuestro Yo, y por lo tanto, el egoísmo se trata de conductas orientadas hacia nosotros mismos. Con esto se podría decir que todas aquellas acciones que llevamos a cabo para satisfacer nuestro Yo son egoístas. Dicho esto, ¿es tan negativo ser egoísta?. Sinceramente creo que no y de hecho es una conducta necesaria para nuestro propio bienestar físico, mental y emocional.
La imagen tan positiva que a veces tenemos de aquellas personas que dan todo por los demás, puede ser totalmente negativa en realidad, ya que no hace bien tanto a la propia persona como a los otros. El porqué de ello se debe a que si solo pensamos en el bienestar de los demás, nuestro Yo se va diluyendo hasta casi desaparecer, con lo que nuestra autoestima se va a ver seriamente dañada, y por lo tanto, si nosotros estamos mal, difícilmente vamos a poder estar luego bien con los demás. Es por ello que nuestro Yo necesita reconocimiento propio y es así por lo que tenemos que ser egoístas en diversas situaciones sin verlo con negatividad y sentir culpabilidad.
Aclarada la necesidad de practicar un egoísmo sano como forma de cuidarnos a nosotros mismos, veamos la diferencia entre cuando es sano e insano.
Egoísmo insano
Si tuviéramos que enumerar las características principales de los individuos altamente egoístas o egocéntricos serían las siguientes:
- Sacar el máximo provecho de las situaciones diarias abusando de la buena fe de los demás.
- No compartir o ayudar.
- Siempre dar para recibir algo a cambio, es decir, llevar al extremo el principio de reciprocidad.
- Raramente van a prestar algo.
- Llevan a cabo la máxima de la ley del mínimo coste o economicismo.
Egoísmo sano o altruista
Se podría decir que la gran diferencia que existe entre el explicado anteriormente y éste, es que en el sano se escuchan las necesidades y apetencias de nuestro Yo pero teniendo en cuenta al resto de las personas. Mediante el egoísmo altruista, la persona transita por la vida siendo fiel a sus convicciones, vocaciones y pasiones.
Para conseguir ser sujeto de tu vida, se necesita conectar con nuestro yo interno y hacer caso de lo que quiere, siempre en grados de lógica y razonabilidad, y esto hará que ganemos en autenticidad propia, así como compromiso con lo que se hace.
Una característica básica de la persona que es egoísta sana es el aprender a decir que no. Esto entra dentro de las habilidades comunicacionales que hacen que cuidemos nuestro Yo y por tanto mejore nuestra autoestima.
Como conclusión, desde PsyBilbo entendemos que es importante centrarte en lo que necesitas para poder ayudar a los que te rodean. Y es que, si no te cuidas tú, ¿quién te va a cuidar?
Javier Arza Magra
Psicólogo experto en Terapia Cognitivo-Conductual