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Autocontrol: controlar mis impulsos

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¿Cuáles son los problemas de la falta de control de impulsos?

Los problemas de falta de control de impulsos se manifiestan frecuentemente con dificultades de autocontrol, tanto en el plano comportamental como en el plano emocional.

Su principal característica es la incapacidad continuada de dejar de realizar ciertas acciones que resultan dañinas bien sea para sí mismo o para los demás.

Entre dichas manifestaciones, las más comunes son el trastorno explosivo intermitente, la piromanía, la cleptomanía o el comportamiento sexual compulsivo.

En el post de hoy nos vamos a centrar en describir la conducta impulsiva y las estrategias que podemos practicar para poder lograr un mayor control sobre nuestros actos y emociones.

Características previas y posteriores 

Previamente a la conducta, se produce un aumento de la tensión corporal que produce una hiperactivación del Sistema Nervioso que hace que se produzca un gran malestar emocional.

Como consecuencia del malestar emocional, se genera un bloqueo y es el “cerebro emocional” el que pasa a tomar las decisiones, anulando así las funciones ejecutivas de la corteza cerebral.

Finalmente, esto termina con la conducta impulsiva, donde la persona en cuestión pierde el control dando lugar a conductas dañinas para sí misma y/o para los demás.

Incluso, sabiendo que la conducta realizada es inapropiada o dañina, no se es capaz de reprimirla por lo que se experimentan sentimientos como la culpabilidad o  la vergüenza.

Trastornos de impulsos más conocidos

1. Trastorno explosivo intermitente:

Se caracteriza por conductas impulsivas de tipo agresivo y virulento. También pueden ir acompañadas de expresiones verbales coléricas o reacciones desproporcionadas a la situación que está ocurriendo.

Algunos de los síntomas que se pueden identificar son: rabietas, violencia doméstica como lanzar o romper objetos.

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2. Cleptomanía:

La cleptomanía es entendida como una alteración compleja de la capacidad para refrenar o dominar el impulso de robar. Se experimenta un irresistible impulso de hurto con el objetivo de poder calmar la inestabilidad emocional.

3. Tricotilomanía:

Caracterizada por la incapacidad de reprimir el impulso de tirarse del cabello, llegando incluso a arrancarlo para así poder sentir cierto alivio. Una alteración de lo tricotilomanía, es la tricofagia donde además de arrancar el pelo éste es ingerido de forma compulsiva.

4. Piromanía:

La piromanía se define como el impulso de originar o provocar incendios. a través de esto se experimenta un estado de placer, alivio o calma.

5. Ludopatía:

En el juego compulsivo la persona experimenta una incontrolable urgencia o necesidad de realizar conductas que estén relacionadas con el juego, incluso cuando esto suponga un deterioro grave en su vida.

6. Dermatología:

Una afección no tan conocida que se caracteriza por la necesidad compulsiva de arañarse, rozar, pellizcarse o rascarse la piel.

7. Onicofagia:

El hábito de moderse las uñas de forma compulsiva. Posiblemente sea uno los trastornos de control más extendido y aceptado socialmente.

8. Compras:

Impulso irrefrenable de comprar de forma espontánea y sin control. Se conoce también con el nombre de oniomanía.

9. Síndrome de Diógenes:

La persona tiene la obsesión de recoger o almacenar objetos de forma incontrolada, sin tener en cuenta su valor o si pudieran llegar a ser perjudiciales para la salud.

Consecuencias de la falta de control de impulsos

En muchas ocasiones, esta falta de control viene predeterminada por un déficit en el control de la ira u otras emociones. Esta falta de autocontrol deriva en:

  • Conflictos familiares y sociales: la falta de control va asociada a un deterioro de las relaciones personales, tanto en la familia como en el grupo de amigos, la pareja o el entorno laboral.
  • Problemas legales: numerosas conductas que están relacionadas con el control de los impulsos están tipificadas como delitos y como consecuencia acarrean problemas legales.
  • Abuso y dependencia de drogas.
  • Baja autoestima: la imagen que tienen acerca de sí mismos es muy negativa, ya que se ven como incontrolables y con poca capacidad de gestión emocional.
  • Depresión: surge como consecuencia de la baja autopercepción de eficacia por resistir sus impulsos.
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Estrategias para el autocontrol en adultos

– Focalización:

Se trata de focalizar tu atención en lo que te ha provocado la emoción e ir reduciendo su significado negativo enfocándote en experiencias anteriores en las que hayas tenido éxito. Si trabajas esto cuando la intensidad de la emoción es todavía baja, estarás a tiempo para reinterpretar la situación y hacer que resulte menos ansiosa.

– Técnica de la distracción:

Consiste en desvincularte de la emoción adversa centrando tu atención en pensamientos neutrales, consiguiendo así que disminuya la intensidad de la misma.

– Atención al presente:

Vivir en el aquí y ahora, es lo que nos mantiene en equilibrio. Como en el momento ansioso nos podemos sentir nerviosos, enfadados, frustrados o irritados debido a la falta de control emocional, enfocar tu atención al presente, por ejemplo a través del Mindfulness, te dará una sensación de control.

– Meditación:

La meditación consigue disminuir nuestra activación y, por tanto, es una herramienta eficaz para prevenir los pensamientos repetitivos y controlar los impulsos. Tratar de relajarnos cuando nuestras emociones son intensas resulta infructuoso. En cambio, si practicas la meditación de una forma regular, junto con la respiración diafragmática, conseguirás reducir tu ansiedad.

– Preocuparnos:

Estrategias como dedicar 20 minutos al final del día para enfocarnos exclusivamente en lo que nos preocupa puede ser beneficioso. El resto del día debemos tratar de desviar la atención hacia pensamientos más positivos y esperar al momento de la “preocupación”.

– Encuentra la causa:

A largo plazo lo que realmente te hará tener un control emocional es el aprender a reconocer tus emociones y saber el por qué te ocurren. Es muy importante que seas honesto contigo mismo, aceptar la verdad sobre tus sentimientos te ayudará a sentirte más estable.

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Tratamiento

Desde el enfoque Cognitivo-Conductual, la intervención en la falta de control de impulsos comienza por una evaluación e identificación de la forma en la que se exterioriza dicha problemática.

Tras esto, se procede a al tratamiento, donde se trabajan una serie de técnicas que van dirigidas hacia el cambio de la conducta. Estas técnicas, varían dependiendo del paciente y del momento que esté atravesando.

Si te cuesta controlar tus impulsos y llevas tiempo probando diferentes formas de hacerlo pero aún así no lo consigues, contacta con nuestra consulta de Psicología de PsyBilbo. Estaremos encantados de poder ayudarte para que así logres una mayor estabilidad psicológica y emocional.

Diana Synelnyk

Psicóloga General Sanitaria

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